Que mal lo pasé haciendo esta tarta, bueno la tarta no, mas bien el zapato. La tarta como veis es facilita y además me hizo mucha ilusión estrenar mi aerógrafo. Pero haciendo el zapato casi lloro jaja.
La verdad es que al principio iba todo muy bien, la clienta me paso una foto del zapato que quería y como estas cosas necesitan su tiempo para secar pues empecé pronto. El zapato tenía tamaño real y todo iba muy bien al principio. Bueno esta vez la pasta de goma no la hice yo, la compré: un fallo por mi parte.
El zapato original tenía un tacón de aguja pero aguja fina eh?. Yo estaba muy contenta esperando a pegar el lazo sobre el zapato el ultimo día. Pero ese día de los más húmedos que hemos tenido en Sevilla este año creo y como la pasta de goma no era la que yo estoy acostumbrada a trabajar no sabía que me iba a jugar la mala pasada que me jugó. Dos horas antes de entregar la tarta casi me pongo a llorar, el zapato rompiéndose a cachitos. ¡¡¡ Tenía que hacer un zapato nuevo en dos horas cuando el otro se había llevado secando dos días. Que sofoco !!!
Bueno para salir del paso el tacón no fue tan fino, ya no había tiempo. Tuve que forrar un canutillo de galleta relleno de turrón para que aguantara el tacón. Así quedó. Como dicen de estas cosas se aprende y que cierto es.
En fin, la tarta estaba hecha de bizcochos de chocolate con almíbar de piruleta y trufa de chocolate.